Con la recogida de las últimas granadas, el otoño ibicenco da paso a su siguiente oferta: el caqui.
El viaje del caqui al Mediterráneo es largo. Originario del este de Asia, donde se ha cultivado durante siglos, el árbol se introdujo posteriormente en la cuenca mediterránea. Su nombre botánico, Diospyros kaki, se traduce del griego como "fruta divina", lo que indica su veneración. Encontró un segundo hogar perfecto en los suelos cálidos y bien drenados de países como España, y en Ibiza, se ha convertido en un clásico reconocible de temporada.
La elegante forma del árbol se convierte en una imagen habitual en las fincas locales desde mediados de octubre. Sus ramas están desnudas, pero rebosan de brillantes frutos de color rojo anaranjado que cuelgan como faroles de fiesta contra el cielo invernal. Los caquis prosperan en los inviernos suaves de Ibiza, madurando mucho después de que se marchen los turistas.

Fotografía de TIVASEE.
Existe una clara diferencia entre los dos tipos principales que se encuentran aquí: el caqui autóctono (con su piel áspera y amarga, incluso cuando está maduro), que tarda en madurar, suave y cremoso; y el caqui, más dulce y cultivado comercialmente, que se puede comer crujiente. La variedad local exige paciencia, un reflejo tranquilo del ritmo más lento y fuera de temporada de la isla.
En los mercados semanales, los ibicencos mayores saben seleccionar caquis firmes y dejarlos en un alféizar soleado para que se endulcen de forma natural, una práctica tradicional que transforma la carne en una pulpa rica y melosa. Ricos en vitaminas A y C y repletos de fibra dietética, los caquis son tan nutritivos como bonitos.
Cómo disfrutarlos:
- Frescos: Para el caqui áspero, espera hasta que la pulpa esté muy blanda y gelatinosa, luego extrae la pulpa dulce y cremosa con una cuchara. El tipo Sharon se puede comer firme, como una manzana.
- Creativos: Su sabor a miel es increíblemente versátil. Hazlos puré para aderezos y batidos, pica la variedad firme para ensaladas de invierno con verduras amargas y queso local o usa la pulpa madura en pasteles y como cobertura para yogur.
Pero recuerda:
- Conoce tu tipo: El caqui local habitual es desagradablemente agrio y duro si se come firme. Su transformación requiere paciencia.
- El truco de la maduración: Para acelerar la maduración, coloca caquis firmes y ásperos en una bolsa de papel junto con un plátano. El gas etileno hace su magia.
- Almacenamiento: Conserva los caquis firmes a temperatura ambiente. Una vez que estén blandos y maduros, guárdalos en el frigorífico para conservarlos unos días más.
Consejo de Ibiza Spotlight: Para disfrutar de un auténtico capricho local, unta la pulpa increíblemente blanda y madura de un caqui sobre una rebanada de pan tostado con queso fresco (mató en ibicenco) y un chorrito de miel local.
Los caquis, la "fruta divina", representan la sabiduría serena de Ibiza. Su llegada anuncia la temporada baja, y disfrutarlos es participar en un sencillo ritual de temporada. Así que, cuando veas estas frutas brillantes, aprende la lección del caqui: las mejores recompensas llegan a quienes saben esperar.
Foto superior de 대건 최.
