Con la llegada del calor del verano, también crece la pasión de Ibiza por el albaricoque. Estos jugosos tesoros empiezan a aparecer a finales de mayo y alcanzan su máximo esplendor en junio y julio, justo a tiempo para el apogeo soleado de la isla.
Originarios de Armenia (de ahí su nombre científico, Prunus armeniaca), los albaricoques han prosperado en el Mediterráneo durante siglos. El clima seco y cálido de Ibiza y su suelo rico en caliza les confieren un dulzor extra, haciendo que las variedades locales sean particularmente irresistibles.
Puedes verlos crecer en huertos protegidos o en venta en mercados agrícolas locales o en supermercados al borde de la carretera.
Los albaricoques, repletos de nutrientes, contienen betacaroteno (¡para una piel radiante!), fibra y vitaminas A y C que refuerzan el sistema inmunitario. Su corta temporada los hace aún más preciados, por lo que es mejor disfrutarlos frescos mientras puedas o explorar formas de usarlos en la cocina.
Cómo disfrutarlos:
Frescos: Los mejores se sienten pesados en la palma de la mano, con pieles que ceden suavemente al presionarlas, señal inequívoca de su pulpa dulce y fragante. Consúmelos tal cual o córtalos por la mitad y quítales el hueso para ensaladas.
Al estilo ibicenco: Busca mermeladas de albaricoque en los mercados de los pueblos o pruébalos secos con almendras locales para un delicioso aperitivo mientras caminas o montas en bicicleta.
Creativo: Asa albaricoques cortados por la mitad y rocíalos con miel para un postre rápido, o mézclalos en un sofrito
Los albaricoques encarnan el alma veraniega de Ibiza: una delicia fugaz y soleada que marida a la perfección con tranquilos días de playa y cenas al aire libre. Ya sea para picar junto a la piscina, saborearlos en una ensaimada o disfrutarlos en un cóctel con frígola, son un imprescindible de la temporada.
Consejos de Ibiza Spotlight:
- Evita los verdes: los albaricoques poco maduros son ácidos y sin sabor. ¡Espera a ver ese tono dorado!
- Almacenamiento: Mantén las frutas verdes a temperatura ambiente; una vez blandas, refrigéralas durante 2 a 3 días.
- Mantén los ojos bien abiertos para encontrar las raras variedades rosadas a medida que avanza la temporada: su piel rosada esconde un sabor aún más dulce y complejo.
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