En una importante victoria para la conservación marina, 38 crías de tortuga boba (Caretta caretta) han emergido con éxito de un nido descubierto en agosto dentro del Parque Natural de Ses Salines de Ibiza y Formentera.
La noticia, confirmada por la Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural de las Islas Baleares, supone un gran éxito para la especie vulnerable y pone de relieve la eficacia de los protocolos de conservación regionales.
El nido, hallado el 7 de agosto en la playa de Es Cavallet , dentro del parque natural, con 85 huevos, fue el primero confirmado en Ibiza esta temporada. La puesta completa fue reubicada cuidadosamente y colocada en una instalación de incubación artificial en el Aula del Mar de Palma de Mallorca. Las primeras crías comenzaron a emerger el 23 de septiembre, alcanzando ya un total de 38 crías.

Desde entonces, han sido trasladadas al Laboratorio de Investigación Marina y Acuicultura (IRFAP-LIMIA) en el Puerto de Andratx. Allí, especialistas en recuperación de fauna realizan evaluaciones de salud, recopilan datos biométricos y marcan cada tortuga para su posterior seguimiento.
Las tortugas jóvenes entrarán ahora en un programa de "inicio", donde se criarán en condiciones controladas durante 10 a 12 meses. Esta fase crucial aumenta drásticamente sus probabilidades de supervivencia antes de ser reintroducidas en mar abierto, a la vez que proporciona a los científicos información valiosa sobre las primeras etapas de la vida de la especie.
Se recuerda al público que llame inmediatamente al número de emergencia 112 al detectar cualquier signo de actividad de anidación de tortugas.
Con dos nidos confirmados en las Baleares este año (el otro en la playa de Palma, donde nacieron 62 crías), este evento confirma una tendencia positiva. Desde la primera anidación documentada en las Baleares en 2019, la creciente frecuencia de nidos de tortuga boba en las costas locales demuestra la importancia vital de la conservación coordinada.
Las tortugas bobas no sólo son animales carismáticos: también hacen una contribución invaluable a la salud y el equilibrio del medio ambiente marino.
Estas son las formas clave:
- Reducen las poblaciones de medusas que, de otro modo, podrían saturar los ecosistemas marinos, agotar las reservas de plancton de las que dependen los peces y alterar la red alimentaria.
- Remueve los sedimentos del fondo marino, liberando así nutrientes en la columna de agua para las praderas marinas y otros organismos marinos.
- Apoyan a otras especies marinas proporcionándoles hábitats: el caparazón duro de una tortuga boba es un arrecife viviente.
- Impulsan los ecosistemas playeros depositando grandes cantidades de nutrientes (de cáscaras de huevo y de huevos no eclosionados) en las dunas arenosas pobres en nutrientes de las playas.
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Crédito de la fotografía | www.caib.es/