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Asombro e innovación con el regreso del Jazz Point Festival

Una unión mundial de ritmos y metales

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Después de un año de pausa, el extraordinario festival de música Jazz Point regresó para su segunda edición del 14 al 16 de octubre, en el Hotel Pikes y el centro cultural de Can Ventosa, en el centro de la ciudad de Ibiza.

Cuando la pandemia detuvo todas las reuniones sociales, el sector del entretenimiento en vivo se vio especialmente afectado. Sin embargo, en los últimos meses las cosas poco a poco han vuelto a casi la normalidad. Ibiza ha vuelto a la vida, con la reapertura de las discotecas y una increíble variedad de conciertos y delicias musicales.

Fuimos a Can Ventosa el viernes, 15 y sábado, 16 para descubrir más…


Viernes, 15 de octubre

Pere Bujosa Trio

El concierto del viernes comenzó con una breve introducción que nos prometía una noche de jazz diversa e innovadora, antes de presentarse el primero de los dos grupos, el Pere Bujosa Trio.

Originario de Mallorca, el talentoso contrabajista es una figura emergente de la escena europea del jazz. Junto a él en el escenario, estuvieron Xavi Torres (piano) y Joan Terol (batería).

Los dos primeros números del grupo fueron muy típicos de lo que cabría esperar de una noche de jazz, pero después del tercer recital, nos trasladaron a un nuevo nivel.

Una línea de bajo muy enérgica, casi en la dirección del heavy metal, envió una explosión de emoción a través de la multitud. Cuando se juntaron todos los instrumentos, comprendimos que nos esperaba una fusión de jazz y rock.

A partir de ahí, el concierto navegó por una ola de innovación, con una pieza donde los músicos imitaban instrumentos electrónicos como cajas de ritmos y sintetizadores. Esta actuación caótica sonó inusual pero, créenos, quedamos muy impresionados por el alto nivel.

La última canción fue una intensa versión de jazz de Pyramid Song de Radiohead, que terminó en una ovación de pie. ¡Bravo Pere Bujosa Trio!

Alice Zawadzki y su banda

Después de un descanso de diez minutos, la segunda actuación, Alice Zawadzki y sus compañeros de banda, Misha Mullov-Abbado y Fred Thomas, subieron al escenario, el primero en el contrabajo y el segundo en la batería, el piano y el banjo.

¡Vaya talento tiene Zawadski! Vestida de rojo, con su llamativa melena rubia y su enigmática sonrisa, iluminó todo el escenario. Su discurso recordaba más a un gurú que a un músico y cantó como una estrella de ópera. Realmente es algo especial.

Cuando comenzó la música, tocó el violín descalza, mientras reía extasiada e intercambiaba miradas con sus compañeros músicos. ¡Guau!

La música nos llevó a un viaje profundo hacia el campo más hondo y melódico del jazz. Hubo fuertes influencias de la música folclórica, de Inglaterra, Sudamérica y Polonia.

Su música era poética y abarcó temas como la vida, leyendas antiguas y el espíritu de un gato, combinando el canto con la narración. Su entrega tuvo un excepcional equilibrio entre el zen y la concentración: una artista realmente consumada.

Como regalo especial, la saxofonista Muriel Grossman se unió a ellos en el escenario para un momento fantástico de puro genio artístico.

Al final, todos volvieron a ponerse de pie en una ovación antes de salir del local muy satisfechos por haber vivido este espectáculo excepcional.


La palabra que mejor describe esta noche fue sorprendente. Ambos grupos mostraron un increíble nivel de maestría musical, pero lo más importante de todo, convirtieron el género del jazz, a veces incomprendido, en un formato nuevo y emocionante.

Esta música sin duda se adapta a la isla bohemia y multicultural de Ibiza, ¡una isla que nunca deja de sorprendernos!


Sábado, 16 de octubre

McHenry Quinteto

El McHenry Quinteto hizo una exhibición audaz desde el momento en que aparecieron en el escenario. Como explicó el experimentado y reconocido compositor y saxofonista de jazz estadounidense Bill McHenry, la banda se unió durante la pandemia y presentó a tres músicos muy jóvenes con talento: Angie Obin a la flauta, Víctor Carrascosa a la trompeta y Estefanía Chamorro a la batería, además del experto contrabajista Masa Kamaguchi. Kamaguchi no solo toca magníficamente, sino que baila, en su propio estilo único, con su instrumento recto.

El trío de viento: flauta, saxofón tenor y trompeta, creó una hermosa armonía, entretejida con un ritmo staccato. Además, los solos melódicos fueron recibidos con entusiasmo por la multitud.

El encantador acento y la gran personalidad de McHenry brillaron cuando presentó su banda y sus composiciones en español. Al final de su actuación, todos quedaron cautivados por este próximo conjunto y, en particular, por la dedicación de McHenry a estos jóvenes músicos con talento.

Ariel Bringuez y Nostalgia Cubana

Ariel Bringuez y Nostalgia Cubana subieron al escenario después del descanso, un quinteto más maduro de talento sobresaliente que estaba listo para captar al público con su variado repertorio de composiciones artísticas.

Bringuez (saxofón) estuvo acompañado en el escenario por Pablo Gutiérrez (piano), Israel Sandoval (guitarra), Michael Oliver García (batería) y Rubén Carles (contrabajo), cada músico tan extraordinario y hábil como el siguiente.

Ariel Bringuez, que habló suavemente y vestido con una túnica colorida, no podría haber entusiasmado más a sus compañeros músicos y pronto supimos por qué.

Quedamos impactados por el enfoque nostálgico de algunas de las composiciones, que dieron lugar a solos muy íntimos de piano, guitarra y saxofón, pero todo el tiempo acompañados por los sutiles ritmos cubanos y reconfortantes líneas de bajo.

La interpretación se transformó en una fusión de todos los instrumentos en un final muy enérgico, cercano a una explosión de sonido. El público apenas pudo contener su admiración, interrumpiendo las actuaciones con entusiastas estallidos de aplausos.


Una vez más, salimos de Can Ventosa entusiasmados, sintiéndonos privilegiados de haber podido conocer a todos estos increíbles músicos. Un enorme agradecimiento a todos los organizadores, y ya estamos deseando que llegue la próxima edición del Jazz Point Festival.

Texto | Stefano Larricio y Katharine Uhlig

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