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La historia de Ibiza y Formentera

Una historia completa de Ibiza desde la época prehistórica hasta el día de hoy.

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Ibiza y Formentera tienen una larga y colorida historia que se remonta a miles de años. A lo largo de ese tiempo, han servido de crisol de culturas de todo el Mediterráneo y el norte de África. Este largo y distinguido pasado es el trasfondo de la sociedad multicultural de las islas hoy en día.

Junto con Mallorca y Menorca, así como más de 40 islotes, Ibiza y Formentera forman parte de las Islas Baleares, situadas en el mar Mediterráneo occidental, a unos 150 km frente a la costa este de España.


Prehistoria

Hay pruebas que parecen indicar que Ibiza estuvo poblada por los mismos habitantes de la Edad del Bronce que las demás islas Baleares, en concreto, Menorca. Esto data la ocupación humana en Ibiza y Formentera en hace más de 3000 años. Los restos de enterramientos en Formentera y las pinturas rupestres encontradas en Ses Fontanelles (norte de San Antonio), así como una serie de discos y hachas de bronce cerca de San Juan y San Agustín respaldan esta afirmación.


Los púnicos

Sin embargo, podemos decir que la isla se puso de verdad en el mapa cuando fue colonizada a mediados del siglo VII a. C. por mercaderes del continente en busca de nuevos puestos comerciales en el Mediterráneo. Entonces, ¿quiénes eran estos comerciantes?

En aquel entonces, dos civilizaciones dominaban el comercio en el Mediterráneo, Grecia y Cartago (cuya capital legendaria se encontraba en el actual Túnez). Mantuvieron una coexistencia pacífica en gran medida, los griegos se centraban en el Mediterráneo central y oriental y los cartagineses, también conocidos como púnicos, pretendían expandirse por el Mediterráneo occidental y el Atlántico. En la España peninsular, estos últimos fundaron ciudades como Gades (la actual Cádiz, que a menudo se considera la ciudad más antigua de Europa), Alicante y Cartago Nova (ahora Cartagena).

Desde estos centros comerciales de España, los primeros colonos empezaron a explorar las Islas Baleares encontrando en Ibiza la base perfecta. Situada estratégicamente a caballo de las rutas comerciales que unen todas las partes del Mediterráneo, les permitía un fácil acceso a las otras Islas Baleares, España peninsular, el sur de Francia y el norte de África.

En el año 654 a. C. llegaron por primera vez a Ibiza, y construyeron un primer asentamiento en Sa Caleta, una bahía en el sur de Ibiza, cuyos restos se han preservado hasta nuestros días. Poco después fundaron la ciudad de Ibiza con el nombre de Ibossim o Iboshim, en honor a uno de sus principales dioses, Bes.

Primer asentamiento púnico en Ibiza en Sa Caleta

Su población en los siglos anteriores al nacimiento de Cristo rondaría los 5-6000. Quizás el legado más evidente de aquella época sea la necrópolis o enterramiento situado en la colina del Puig des Molins en Ibiza ciudad, hogar de la colección más grande del mundo de artículos púnicos.

Comerciantes emprendedores, transformaron rápidamente Ibiza ciudad en un centro comercial muy importante con un gran puerto y unas fuertes murallas de la ciudad (aunque las murallas que podemos ver hoy se construyeron muchísimo más tarde). Incluso acuñaron sus propias monedas para facilitar el comercio, una clara señal del reconocimiento y la importancia de la isla. La mercancía más importante con la que se comerciaba fue el "oro blanco": la sal. Los púnicos construyeron las salinas, que se siguen utilizando hoy en día.

Otros pilares de su comercio eran la salsa de pescado (conocida en el mundo antiguo como garum), la lana y un tinte morado que era muy apreciado a lo largo del Mediterráneo y Oriente Próximo. Con el paso del tiempo, el pueblo púnico se dispersó por toda la isla practicando la agricultura, en particular, la producción olivarera, y la cría de animales a pequeña escala.

En cuanto a las creencias, el pueblo púnico rendía culto a un gran número de deidades que se remontan a sus antepasados en Cartago e incluso anteriores, a los fenicios de los que descendían originariamente. En su panteón, destacan cuatro dioses: Melqart, el dios del mar, el terrible Baal o Moloch; Tanit, la diosa de la fertilidad, cuya imagen es sinónimo de Ibiza, y el malvado dios egipcio, Bes.


Los romanos

Hacia los últimos siglos del milenio antes de Cristo, la supremacía de Cartago sobre el Mediterráneo se vio cada vez más desafiada por el ascenso de una nueva potencia dinámica: Roma. Esto desencadenó una serie de guerras entre las dos civilizaciones. Después del segundo conflicto, la República romana salió victoriosa y, al final, en 123 a. C., las Islas Baleares cayeron bajo su control.

Los romanos llamaron a Ibiza, Ebusus. A pesar de su estrecha relación con Cartago, Ibiza negoció un tratado favorable con los romanos salvándola de la destrucción y permitiéndola mantener sus instituciones púnico-cartaginesas, tradiciones, e incluso el sistema monetario hasta bien entrados los días del Imperio romano, cuando se convirtió en municipio romano oficial. Los portones de la entrada a Dalt Vila, el casco antiguo fortificado de Ibiza ciudad, aún conservan vestigios de la ocupación romana, donde hay dos copias de estatuas romanas.


La Ibiza postromana

Tras la decadencia de Roma a finales del siglo V d. C., nuestros conocimientos de Ibiza se vuelven más confusos debido a la falta de registros históricos. Durante los siglos posteriores, Ibiza sufrió invasiones de los vándalos y los bizantinos. La isla siguió disfrutando de cierta independencia bajo el Imperio bizantino. Las mejoras en el riego y la introducción de un sistema de aparcería se deben a la influencia bizantina. Una de las pocas reliquias de esta época es la capilla subterránea de Santa Agnès.


La llegada de los moros

España cayó en manos de los musulmanes del norte de África, también conocidos como moros, en el 711 d. C. En la primera década del siglo XI, Ibiza cayó bajo el control del reino musulmán o taifa de Dénia, que dominaba parte de lo que ahora es la costa y el interior de Valencia. En 1015, la taifa conquistó Ibiza y cambió su nombre por Yebisah. Los pobladores islámicos, en especial, los bereberes del norte de África, empezaron a asentarse en la isla, y continuaron y ampliaron las prácticas agrícolas de la isla hasta ese momento, ayudados por sus amplios conocimientos de las técnicas de riego.

Vivían en pequeñas comunidades rurales compuestas por algunas casas, a veces fortificadas, conocidas como alquería. Los habitantes se ganaban la vida a duras penas mediante la horticultura y la ganadería. El riego adecuado fue la clave e, incluso hoy, pueden encontrarse ejemplos de estructuras de riego de influencia árabe desperdigadas por el paisaje de la isla (uno de los mejores ejemplos son los campos conocidos como Ses Feixes a las afueras de Ibiza ciudad que proveen de productos locales a la ciudad).

El periodo islámico dejó una influencia duradera en Ibiza. Aún hoy en día, puede apreciarse en estilos arquitectónicos locales, costumbres populares (como el ball pagès o danzas campesinas), trajes tradicionales, instrumentos musicales y, por supuesto, en la variedad característica de catalán que se habla en la isla, conocida como ibicenco.


La Reconquista

A lo largo de los siglos XIII al XV, el control de España fue arrebatado a los musulmanes por una serie de campañas militares emprendidas por los reinos cristianos del norte de España. El 8 de agosto de 1235, Ibiza fue conquistada por una fuerza organizada por el soberano de la Corona de Aragón, Jaume I. La población musulmana local fue deportada, y llegaron cristianos de Cataluña para sustituirlos.

Los catalanes también destruyeron la mezquita árabe de lo alto de Ibiza ciudad y construyeron la actual catedral en el casco antiguo fortificado de Dalt Vila sobre sus cimientos. Otros cambios de la isla fueron el cambio de los nombres de sus pueblos a santos cristianos, y la construcción de iglesias, las más antiguas de las cuales se encuentran en Santa Eulalia, San Antonio, San Miguel y Sant Jordi.

En los siglos siguientes, Ibiza se convirtió en una especie de zona estancada social y económicamente, ya que sus gobernantes nominales del continente la prestaban poca atención. Durante esta época, Ibiza empezó a conocerse por su nombre catalán, Eivissa. En los últimos años, se ha adoptado ampliamente y se utiliza habitualmente en la actualidad como alternativa al nombre español de Ibiza.

Y ya que hablamos de Ibiza en la Edad Media, cada año la ciudad acoge una feria medieval en mayo, que permite a los visitantes obtener una muestra del ambiente de la isla en aquella época.


¡Piratas en la costa!

A partir del siglo XVI, Ibiza fue cada vez más objeto de ataques de piratas, los más destacados y temibles de los cuales eran conocidos como corsarios berberiscos del norte de África. Estos bucaneros, la mayoría de origen bereber y otomano, buscaban el saqueo y esclavos para su vibrante comercio de esclavos. La respuesta de las comunidades agrícolas ibicencas, en su mayoría indefensas, fue construir imponentes iglesias defensivas con murallas fortificadas, en las que podían buscar refugio en caso de un asalto.

Otra precaución fue la construcción de una serie de torres de vigilancia a lo largo de la costa de la isla. Mediante balizas, las torres podían avisar de un ataque inminente brindando a los aldeanos un tiempo precioso para refugiarse en las iglesias y preparar su rudimentaria resistencia. Algunas de estas torres aún pueden verse hoy en día.


Ibiza en la época moderna

La isla mantuvo sus estructuras de autogobierno hasta el 1715, cuando el rey Felipe V de España abolió la autonomía de gobierno local. A lo largo de los siglos XVIII y XIX y, de hecho, bien entrado el siglo XX, Ibiza sufrió un continuo declive en su desarrollo económico, social y político, convirtiéndose en poco más que un lugar atrasado y abandonado.

El crecimiento del turismo

Con la introducción de un ferri regular desde la Península a principios de la década de 1930, el turismo empezó a evolucionar, lo que supuso un cambio muy necesario en el destino de la isla. Al mismo tiempo, el ascenso del fascismo en Europa también supuso que varios escritores y artistas de renombre buscaran refugio en Ibiza, el comienzo de una tendencia que la convertiría en un paraíso para los librepensadores y espíritus bohemios de todo el mundo.

Durante los años 1939-1975, cuando España estuvo bajo la dictadura del General Franco, Ibiza empezó una transición de casi total oscuridad a una fama relativa a medida que evolucionaba el sector turístico. El desarrollo de centros turísticos de playa principales, el establecimiento de hoteles grandes, la resurrección de su aeropuerto y la llegada de turoperadores hizo que la población de la isla casi se duplicase en las décadas de 1960 y 1970, en gran parte, como resultado del boom del turismo que atrajo a constructores y trabajadores del sector turístico del continente y turistas de todas partes.

Tras la muerte de Franco en 1975, la llegada de la democracia a finales de la década de 1970 llevó al Estatuto de Autonomía de las Islas Baleares. En la actualidad, Ibiza forma parte de la comunidad autónoma de Islas Baleares, junto con Mallorca, Menorca y Formentera.

Hoy en día, Ibiza (o Eivissa, como suele denominarse en la lengua local, ibicenco) es uno de los principales destinos turísticos de Europa gracias a su excepcional belleza natural, aguas cristalinas, famosa vida nocturna y gastronomía, y excelentes infraestructuras. Este éxito se refleja en el número de turistas que la visitan cada temporada: ¡más de 3 millones!


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